agosto 14, 2025
La temporada de música en tiempo real está en pleno apogeo. Desde estrellas del pop que llenan estadios hasta favoritos de festivales independientes, los artistas vuelven a la carretera actuando para millones de fanáticos. Y a la gente le encanta: el Reporte Experience Economy 2025 de Mastercard encontró que los consumidores priorizan cada vez más el gasto en experiencias.
Pero entre bastidores, se está produciendo otro cambio: las compañías de turismo están examinando discretamente su impacto en el medio ambiente y cómo mitigarlo. La tecnología puede transformar la forma en que se alimentan, se organizan y se viven los conciertos, ayudando a la industria musical a sustituir los gases de escape del diésel por energías más limpias. Con la preocupación por el clima como principal inquietud, especialmente entre las generaciones más jóvenes, el público baila hacia un futuro con menores emisiones de carbono.
Durante décadas, los recorridos a gran escala dependieron de flotas de generadores diésel para alimentar luces, altavoces y pantallas. Ahora la tecnología de baterías está tomando protagonismo. La voltea Music of the Spheres de Coldplay empleó baterías BMW i3 recicladas, cargadas con energía solar y eólica, para ejecutar espectáculos completos. El sistema también almacena energía renovable recolectada en el sitio, lo que garantiza que incluso los conciertos nublados puedan alimentar de manera más sostenible.
Y en algunos casos, los propios ventiladores fueron parte de la fuente de alimentación. Las pistas de baile cinéticas y las "motos eléctricas" estacionarias en lugares seleccionados durante la voltea de Coldplay permitieron a los asistentes al concierto generar electricidad simplemente mover, retroalimentándola a la red del espectáculo en tiempo real.
El impulso por una energía más limpia va más allá de los conciertos individuales. Los festivales están convirtiendo la energía renovable en una experiencia interactiva a gran escala. El Festival de Glastonbury de Inglaterra ejecutó escenarios completamente con energía solar, eólica y almacenamiento en baterías, incluso convirtiendo el estiércol de vaca en electricidad a través de la digestión anaeróbica. En los últimos años, los "parques infantiles energéticos" de Coachella contaron con instalaciones a pedales y balancines donde los asistentes generan electricidad mientras aprenden cuánta energía se requiere para alimentar los artículos cotidianos.
Las volteas no se tratan solo de la energía en el escenario, también se trata de mover cantidades masivas de equipo, equipo y merchandising por todo el mundo. Ahí es donde entra en juego la logística inteligente. La etapa europea del M72 World Tour de Metallica mostró un compromiso con la sostenibilidad mediante la utilización de una flota de vehículos impulsados por fuentes de energía renovables. En asociación con Iveco, la banda empleó camiones alimentados con biometano, aceite vegetal, electricidad y celdas de combustible de hidrógeno para transportar equipos en nueve países. Estas plataformas tenían la capacidad de viajar casi 1,000 millas entre atajada de reabastecimiento de combustible, cubriendo un total de 7,200 millas durante el recorrido.
Desde escenarios que funcionan con energía solar hasta camiones de voltea eléctricos y pistas de baile impulsadas por personas, la tecnología está convirtiendo los conciertos en potencias que preservan el planeta. Con estas innovaciones, los artistas y los festivales no solo están reduciendo las emisiones, sino que también están demostrando que la sostenibilidad también puede ser parte del espectáculo.