19 de febrero de 2025
El cibercrimen se está convirtiendo en un hecho desafortunado de la vida. En 2023, las violaciones de datos en los EE. UU. afectaron a más de 353 millones de personas y los ataques de ransomware afectaron al 73% de las organizaciones en todo el mundo. Ahora se espera que el costo global del delito cibernético supere los 15,6 billones de dólares para 2029.
Para las compañías, los efectos pueden ser devastadores. El año pasado, las violaciones de datos costaron a las organizaciones un promedio de $ 4.88 millones, un aumento del 10% con respecto a 2023. Más difícil de cuantificar, pero potencialmente aún más dañino, es el daño a la reputación. Las compañías afectadas por ciberataques reportan desafíos considerables para atraer nuevos clientes, según una encuesta de 2024 realizada por Hiscox. En total, el 43% de esas compañías dijeron que perdieron clientes y el 21% dijeron que perdieron socios comerciales.
A medida que los métodos de los hackers se vuelven cada vez más sofisticados, incluso las medidas de seguridad avanzadas de hoy en día pueden no ser suficientes. Aunque el cibercrimen es tan antiguo como Internet, el auge del comercio electrónico posterior a la pandemia aceleró su desarrollo, y la creciente accesibilidad a las herramientas de IA facilitó la automatización de ataques masivos.
Afortunadamente, una rama relativamente nueva de la ciberseguridad, llamada inteligencia de amenazas, está evolucionando para contrarrestar los peligros emergentes antes de que causen daños. Esto es lo que necesita saber al respecto.
La inteligencia sobre amenazas es el proceso de recopilar y analizar información en línea para predecir y evaluar los riesgos potenciales que representan las personas y los grupos hostiles a una organización o a sus miembros. Los profesionales de inteligencia de amenazas emplean estos datos para ayudar a prevenir posibles ataques, como filtraciones de datos, estafas de phishing y ataques de ransomware. A medida que revisan continuamente la actividad en línea, los equipos de inteligencia de amenazas integran pruebas y contexto para obtener una visión integral de los riesgos digitales de una organización.
Este proceso ayuda a las organizaciones a tomar decisiones informadas sobre el refuerzo de su seguridad.
Por ejemplo, para disuadir los ataques cibernéticos, los equipos de inteligencia de amenazas monitorean continuamente los foros clandestinos y las conversaciones de piratas informáticos en busca de señales de amenazas inminentes contra una compañía. Al analizar patrones en discusiones, desarrollos de malware y credenciales filtradas, los expertos pueden identificar posibles puntos de ataque antes de que sean explotados. Si la inteligencia indica que un grupo de ransomware está apuntando a organizaciones en una industria específica, los equipos de seguridad pueden fortalecer de manera proactiva las defensas, parchear vulnerabilidades e implementar medidas de búsqueda de amenazas para mitigar el riesgo antes de que ocurra un ataque.
A medida que la digitalización transforma las industrias, las tácticas criminales evolucionan constantemente. Pero al buscar e identificar posibles amenazas en línea antes de que se materialicen, los equipos de inteligencia de amenazas ayudan a las compañías a fortalecer proactivamente sus defensas.
La inteligencia de amenazas emplea una variedad de fuentes de datos, que van desde señales que están disponibles públicamente en el Internet hasta datos de lugares que son más difíciles de alcanzar y que a menudo emplean los actores de amenazas cibernéticas. Los expertos en inteligencia de amenazas pueden usar esa información para determinar si una amenaza es válida y, de ser así, descubrir la mejor manera de mitigarla.
Los cuatro tipos principales de inteligencia sobre amenazas son: estratégica, táctica, técnica y operativa. Cada una cumple una función distinta y se adapta a diferentes niveles de toma de decisiones dentro de una organización.
La inteligencia operativa de amenazas se centra en la mecánica de campañas específicas, proporcionando información sobre la motivación y las capacidades de un atacante.
Los equipos de inteligencia de amenazas estratégicas adoptan una perspectiva más amplia, ofreciendo una comprensión holística del panorama general a través del análisis de tendencias a largo plazo y la observación continua de la dinámica a nivel macro, incluidas las condiciones geopolíticas y los cambios en la industria, que podrían contribuir a futuros ataques.
La inteligencia técnica de amenazas se centra en el funcionamiento interno de una intrusión, como las rutas de acceso de los piratas informáticos, las firmas de malware y las direcciones IP, para pronosticar los impactos potenciales en los sistemas.
Además, los equipos de inteligencia táctica sobre amenazas vigilan las técnicas y procedimientos cambiantes de los delincuentes, lo que ayuda a las organizaciones a mantener un paso por delante.
Los sistemas de inteligencia artificial y aprendizaje automático se emplean cada vez más en la inteligencia de amenazas para automatizar la recopilación y el análisis de grandes volúmenes de información en línea, acelerando los tiempos de respuesta y reduciendo los costos.
Los modelos de aprendizaje automático pueden categorizar datos, traducir texto en idiomas extranjeros y discernir patrones sutiles en la información histórica para anticipar futuros ataques. Para ayudar a los analistas humanos a priorizar las amenazas, los sistemas de IA analizan la evidencia entrante, lo que reduce el tiempo que los analistas dedican a falsos positivos.
Las plataformas de inteligencia de amenazas albergan el análisis, la investigación de tendencias y los hallazgos que se desarrollaron luego de revisar y analizar la información de esa variedad de fuentes de datos en línea. Luego, los clientes emplean estos sistemas de software para recibir alertas relevantes y evaluar amenazas potenciales en tiempo real a través de Internet y en el mundo real.
Además de crear alertas priorizadas y contextuales para analistas humanos, las plataformas de inteligencia de amenazas canalizan la información hacia herramientas de seguridad como firewall y sistemas de detección y prevención de intrusiones, mejorando su capacidad para bloquear actividades maliciosas.