Cada vez más, las compañías innovadoras aprovechan los datos de alta calidad y la arquitectura de Internet de las cosas (IoT) para superponer tecnologías inmersivas y biometría que aportan un nuevo nivel de interactividad y compromiso a la experiencia en la tienda. Es probable que los casos de uso prácticos, como resolver el problema recurrente de mejorar el descubrimiento de productos en la tienda o eliminar la fricción de la experiencia de pago, resuenen bien con los consumidores y vean una adopción generalizada. Por el contrario, algunos de los primeros experimentos que gamifican la experiencia de compra, como la entrega de trofeos digitales, no ganaron tanta tracción debido a la falta de valor percibido.
A pesar del potencial de estas tecnologías, la adopción generalizada fue limitada hasta la fecha. Esto puede deber a los desafíos de integración, el alto costo de implementación y la necesidad de que los consumidores adopten nuevos comportamientos y nuevas tecnologías. A medida que la tecnología avanza y los costos disminuyen, los minoristas que abordan de manera efectiva estos desafíos y mejoran la experiencia del cliente podrían establecer nuevos estándares en la industria.